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domingo, 26 de abril de 2015

EDUARDO RUBIANES

LA ESQUINA;           LA CAJA DE LOS TRUENOS


                Amigos: “Cuando los ricos hacen la guerra, son los pobres los que mueren” (Jean Paul Sartre). “Si no hay Café para todos, no habrá café para nadie” (Ernesto Che Guevara). Era, un atardecer de un plácido sábado santo del año 2012.  Paseando por las instalaciones del puerto  de Sanxenxo, veo a  lo lejos, un grupo de gente. rodeando a un hombre, éste era más alto, algo desgarbado y muy delgado, inconscientemente, pensé que podía estar en apuros, de alguna manera, apure el paso, por no decir que eché a correr hacia el grupo, a medida que me acercaba, ya me fui dando cuenta de lo que ocurría allí.  Por supuesto, no estaba en peligro, y tampoco se trataba de un problema físico del citado caballero, nada de eso. Más bien al contrario, el grupo más numeroso, estaba para su protección, personal, eso sí en el medio de todos ellos había un par de paisanos o conocidos, peloteando, como si fuera un partido de bádminton, pero con la pelota más grande. Vamos, como un balón de playa de aquellos de Nivea de mi juventud. La verdad me dio vergüenza ajena, ver ante mis narices, como un ser humano se desnuda, pierde su dignidad, por un minuto de gloria a sabiendas además, que ello no le va a traer, la riqueza, la prosperidad y sobre todo la felicidad. En esos pensamientos estaba, aunque por defecto, con el rabillo del ojo observaba, los movimientos algo más alejados, de hombres de negro revoloteando por las esquinas y coches estacionados, donde no deberían estar, por esa zona, tan sólo unos privilegiados, tienen ese derecho, los demás somos, el vulgo, la plebe, los vasallos, y como mucho tenemos el derecho a usar las piernas para usar esa zona y no siempre, depende del humor del cacique de turno. Zona caciquil donde los haya, restos aún  de un feudalismo a ultranza, propio de la Edad Media , del siglo XIV o XV, y para deciros la verdad, la belleza del paisaje, del entorno, la serenidad del mismo lo hace único,  no tiene parangón con cualquier otro, la naturaleza, derramó sobre esta zona, todas sus cualidades más bellas y puras esa es la realidad, aunque tuvo un grave defecto, dejo al egoísmo, a la avaricia, y a la altanería que camparan a sus anchas por dichos lugares, destrozando y manipulando a su antojo una obra maestra y única, cual estatua de Miguel Angel.  hecha añicos o casi. En donde se posa la mano de un cacique, de un feudal, de un egoísta o un facineroso poco deja sano. Y lo que queda está contaminado, espiritualmente al menos y para siempre. Y esto es lo que ocurre desde hace años en esta zona, es una opinión neutral, aunque aprendí a amar esto por las cualidades que tiene y por la mitad de sus gentes, o sea las no contaminadas, la otra mitad, lo estarán por sus vidas y las de sus descendientes eternamente.. O sea sin arreglo. Ensimismado en todo esto estaba yo allí, observando, pero quieto, y oigo una voz que me llama. Miré a un lado a otro, y con unos movimientos de brazos, vi a la persona, que lo hacía, era el mismo, que estaba rodeado de otros de traje negro, Era Mariano Rajoy, viejo amigo y conocido de años atrás, hizo una seña a los de negro que se apartaran y se dirigió, con sorpresa e incredulidad, aunque menos que la que yo tenía. Estrechamos las manos y al oído le dije, te voy a decir dos cosas, amigo, primero debes engordar, estas más tieso que la mojama. Y segundo. Mete mano en los Paraísos Fiscales, ahí es donde esta nuestro capital, huido. Lo asimilo. Y luego de hablar un rato nos despedimos. Ya no lo volvi a  ver desde entonces. Casi 3 años y pico después, ya veis amigos. Se destapó la caja de los truenos. Seguiremos. Un saludo amigos. Saude e Terra.                                     Fdo. Eduardo JJ Rubianes Calvo 
 

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