LA
ESQUINA:
AQUELLOS AÑOS
Amigos: “Pienso que un héroe es
cualquier persona que trata de hacer del mundo, un lugar mejor para vivir” (
Maya Angelou). “El corazón no muere cuando deja de latir, el corazón muere
cuando los latidos no tienen sentido” (Anónimo). Amigos, no sé por qué, pero escuchando la
banda sonora de Memorias de Africa, embalsamada en una sublime sensibilidad,
cosa que me embriaga los sentidos. Me lleva a los recuerdos de mi niñez y
adolescencia en Villagarcía de Arosa.
Dicen que la casa de uno, es donde es feliz, y yo añado, y en donde
están enterrados tus antepasados, ellos marcan los antecedentes históricos de tu familia, de tus seres queridos. Por
ello, aunque te encuentres en el punto
más alejado del planeta, siempre llevas en el corazón, los amigos del barrio,
de tu calle, en donde jugabas y eras feliz, aquellos pequeños vecinos, eran tu
vida social, tu círculo, tu tiovivo real,
en donde, te metías y no parabas de dar vueltas, hasta que una voz desde
el balcón, oías: Nené a merendar, mi madre, siempre pendiente.. La Calle Romero
Ortiz, la Valentín Viqueira, hoy la Baldosa, eran nuestras repúblicas, nuestro
territorio conquistado, por derecho de nacimiento, más tarde, fuimos
conquistando, la calle Mendez Nuñez, La Alameda, incluso, llegamos a ser
señores feudales, de la calle Gonzalez Garra, hoy Alcalde Rey Daviña, pero cuando se inundaba, nos retirábamos a
los cuarteles, no teníamos navíos de gran tonelaje, para surcar aquellas aguas
turbulentas. Ahí es cuando aparecían los piratas, a robarnos ese rio, la calle
del Rio, luego nos enteramos que eran empleados del Concello. Gracias siempre, amigos, Manuel Deaño, Javier,
Pepe, Felo, Toti, Gerardo, Manolo Porto, Alvarito, y tantos, que no cabrían
aquí y nunca se marcharán de mi corazón. Las calles adoquinadas de aquella
Villagarcía, eran campos sembrados de fina hierba para nosotros, y el mar, era
nuestra esencia, a pocos metros, oíamos,
su lenguaje, su sabor, su olor, lo sentíamos, estaba dentro de nuestro ser.
Pescar, nadar, echar a navegar barcos de corcho con vela y timón, pero sobre todo, aquellos
atardeceres, cuando se ponía el sol, por el Barbanza, reflejando sus rayos en
nuestro mar y nuestras ventanas, a 5 metros de nuestras casas. Que belleza, que
sabor a miel salada. Que olor a yodo,
pescadores, mariscadores, y bares, vivían, de, por y para ese
maravilloso mar, amigo y compañero inseparable, de juegos de mi niñez, y nunca te
fallaba, siempre estaba a la hora que lo llamases, siempre ahí, más lejos o más
cerca, pero, allí estaba para todos. Hoy nuestros hijos, ya no tienen ese olor,
ese sabor a miel salada, no saben pescar, no van a Calicó, a comprar, 20
pesetas de anzuelos y plomos. La Asociación Patrimonio de Villagarcía, realiza
una labor, insustituible en la recuperación, y conservación de los elementos
más significativos de aquella época dorada que el paso y el peso del tiempo
arrincona o hace desaparecer debajo de cualquier matorral. Por cierto, ya es
hora que el obelisco, de las 4 y diez, vuelva a su sitio original en la Plaza de Galicia, antes que alguien lo
haga desaparecer misteriosamente. Como lo demás, animo amigo Juan Carlos, desde
aquí mi apoyo incondicional. Un pueblo no tiene futuro si olvida su
pasado. Seguiremos con esto. Un saludo
amigos. Saude e Terra. Fdo.
Eduardo Rubianes Calvo
No hay comentarios:
Publicar un comentario