PONTEVEDRA
Los organizadores originales repasan el asalto inaugural, del 2002
ROI FONTOIRA sanxenxo / la voz 19 de agosto de 2012 08:45
Los pioneros del Asalto á Madama, hace diez años, saliendo del puerto de Portonovo rumbo Silgar. CEDIDA
Xermán Prieto, vixila a bandeira
El calendario estaba parado en un 18 de julio del 2002, y la prensa colocaba en portada una foto de un peñasco en el que ondeaba la bandera rojigualda: «España desaloja a Marruecos de Perejil», rezaba el titular.
En la taberna A Baiuca, uno de esos sitios a los que hay que ir si visitas Portonovo, los tragos de cerveza se veían interrumpidos por las carcajadas del personal, que analizaba, con retranca, la estrepitosa maniobra militar.
El tema se convirtió en la comidilla del verano, y un mes después, cuando las calles de Portonovo estaban atestadas de basura en el señalado día de la procesión de su patrón, san Roque, un grupo de amigos decidió organizar un acto de protesta: «Imos asaltar a Madama de Silgar», resolvieron, inspirados por las imágenes que copaban la agenda informativa.
«Era o día do Can, e alá fumos doce nun bote a remos», recuerda Quilín, al que todos señalan como uno de los ideólogos del asunto. El buque de guerra -una dorna de nombre A Jatiña- esperaba detrás de la lonja, y los marineros que deambulaban por el muelle los miraban extrañados -«¿a onde diaños irán estes?»-.
Con una inmensa bandera de Portonovo en proa y la tripulación ataviada con el mismo blanquiazul arlequinado, zarparon con la Madama en el punto de mira. En el bote estaban los pioneros: Juan Coco, Quilín, Chof, José Baiuca, Juan Moldes, Gonzalo O Sorro -hermano de Catalina-, Kiko Fariña, Grilo, Jock, Rafa Rison, Brei, Keko y Pablo Sotelo. Salvaron la distancia que los separaba de la figura y la bandera ondeó por primera vez frente al arenal de Sanxenxo.
Pero el despiste era generalizado, e incluso «hubo quien preguntó si había ganado un título el Deportivo», confiesa, indignado, un celtarra metido en el ajo.
Confraternidad festiva
Tras izar la bandera ante un incrédulo paseo de Silgar, la tropa volvió al puerto, donde todos los recibieron con vítores y aplausos. «Ata aplaudían os xubilados», recuerdan. Y allí les esperaba un ágape con empanada, vino tinto y los tradicionales juegos del día do Can.
La toma ya había trascendido, pero los oriundos de Sanxenxo compartían mantel con los asaltantes, ya que el espíritu era más cómico-festivo que identitario-polémico. Algo que los impulsores iniciales echan en falta en las últimas ediciones del Asalto, de las que están desvinculados. «Hay que volver a los orígenes de la fiesta, y hacerla con más vino tinto y menos mal rollo, porque puede ser el mejor día del verano», señalan.
Las rencillas con los lilainos están más que superadas, y «hay varios que están casados en Sanxenxo», recalcan. Sin embargo, les ponen un reto a los vecinos: «Que se inventen una réplica, que asalten la Peixeira o una boya en el puerto...» sugería uno. «Oye, deja que lo piensen ellos», matizaba Chof, entre risas.
Nota de Xermán Prieto
Nunca foi unha cuestión de rivalidade parroquiana. Inicialmente, sempre tivo que ver de como o goberno do Concello de Sanxenxo administraba Portonovo. Ademais do problema do lixo, desde 1986, o goberno local -nada que ver os veciños lilainos- respecta o linde parroquial de Santa Maria Adina de Portonovo. Naquel entón, os de Portonovo, puxeran unha sinal de linde histórico e os tres dias, Telmo Martín, dou orden de quitala. E certmamente, o goberno local molestou a Portonovo.
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