LA
ESQUINA: EL VIRUS EGOISTA
Amigos: “Puedo aceptar el fallo.
Todo el mundo falla en algo. Lo que no puedo aceptar es no intentarlo.” (
Michael Jordan). “ Los espartanos no preguntaban cuantos eran los enemigos,
sino, donde estaban.” ( Agis II. Como os
comentaba el último día, con relación, al municipio de Sanxenxo, la aberración urbanística, impuesta y digo
bien, Por la panda de impresentables que vieron el negocio de sus vidas, levantando emporios
de cemento, nada mas olisquear unos metros cuadrados de verde, y que no era por
cierto para rumiar, ojala lo fuere, sino para todo lo contrario para eliminarlo y
mas tarde, embutiendo, y rellenando de hormigón, cemento, y ladrillo todo lo
que se ponia a su paso. Convirtieron un paraíso natural, en un natural
infierno. Lo que Dios creo, La Bestia se lo tragó. Y nunca mejor dicho. Si
queridos amigos, no es hablar por hablar, es constatar unos hechos, que
ocurrieron hace menos de 20 años. En cuanto ves fotos de esta localidad
anteriores a esa nefasta época de vino y rosas, es decir en la etapa en donde
se avanzaba conforme manda la vida, con
el ritmo de los latidos del corazón de sus habitantes. Paso a paso sin pausa
pero siempre hacia adelante. Llego La Bestia, una criatura malévola, egoísta,
especuladora, con la avaricia como signo de identidad, y en verdad contagiando
del mismo mal a muchos de sus habitantes,
vieron la riqueza, un campo verde, un monte lleno árboles
centenarios, unos terrenos que daban sus
cosechas, sus frutas sus verduras, y un mar que tambien obsequiaba a los
habitantes, a todos, con sus maravillosos frutos con un sabor que los hacia
únicos y abundantes. Todo ello, ya no era suficiente, La Bestia y el virus, fue contagiando sin
remedio a los humildes habitantes naturales. El color del dinero, la
multiplicación de los valores de sus terrenos,
creado a propósito por el virus, mencionado. La especulación y sus
promotores, los políticos de entonces y
su avaricia, el resplandor de las ofertas, abrieron la cueva de Ali Babá, y entraron los cuarenta ladrones a saco, dos
para ti y cuarenta para mi. Ofrecieron cobre a precio de oro y los lugareños
propietarios deslumbrados ante el color de la impureza se rindieron, se rellenó
de hormigón hasta el alma de muchos. El color verde desapareció de un plumazo y
sigue sin existir. El color y el olor del mar otro tanto de lo mismo. Lo
hicieron rendirse y retirarse metros y metros,
Dios no quiera que un día, se cabree y tome lo que es suyo y aún mas. Esta es una historia de decadencia, como
ecologista que soy, es deprimente. Esto no es el progreso, este se hace como
decía antes, paso a paso, con estudios pormenorizados, sobre las
repercusiones a los habitantes, etc.
Aquí no fue así. Y el resultado esta a la vista. Los jóvenes tienen que
marchar, no hay trabajo, no hay industria, no hay factorías, no hay nada. Los pisos,
están a precios escandalosos, tienen que emigrar a poblaciones cercanas. Dos meses de verano cada año, y punto.
Hostelería y coma, vegetación, no existe, árboles, como son? Preguntan los
niños. Aparcamientos no existen. No se puede venir aquí. Escandaloso. Y es lo
que hay, ni más ni menos. Y si alguien no lo cree, que lo compruebe in situ.
Sin duda, aún quedan vestigios naturales que escaparon a la mano de La Bestia,
es verdad. Un saludo amigos, saude e terra. Fdo. Eduardo JJ Rubianes Calvo
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