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sábado, 26 de noviembre de 2011

La Esquina, de Eduardo Rubianes

LA ESQUINA: BASTA YA,…


      Amigos: Venciste, mujer. Con no dejarte vencer. (Calderón de la Barca). La mujer es la reina del  del mundo pero es la esclava del deseo. (Honoré de Balzac). Va por todas las mujeres fallecidas víctimas de la violencia de género, 61 hasta el momento, y por aquellas que lo sufren a diario, calladamente, cautivas de su propio dolor, sin darse cuenta en su humillación que pueden ser las siguientes.
     Basta ya. “Para ti cabrón: Porque lo eres, porque la has humillado, menospreciado, porque las golpeado, escupió, insultado… porque la has maltratado". ¿Por qué lo haces?. Te lo diré: Se queja porque no vive, porque vive, pero muerta. Haces que se sienta, fea, inferior, bruta, torpe. La acobardas, la empujas, le das patadas, patadas que yo también sufría. Hasta aquel último día. Eran las 11 de la mañana y mamá sentada en el sofá, la mirada vacía, la cara pálida con ojeras. No había dormido en toda la noche, como otras muchas por miedo a que llegaras, por pánico a que aparecieses y darle una paliza con la que solías esconder la impotencia de tu borrachera. De repente suena la cerradura, su mirada se dirige haia la puerta y apareces tú: La camisa por fuera, sin corbata y ebrio. Como tantas veces. Mamá temblaba. Yo también.
    Ocurría casi cada día, pero no nos acostumbrábamos. La pobre creía que tenía que aguantar, que en parte era culpa suya, que tú eras bueno, le dabas un hogar y una vida y en cambio ella no conseguía hacer siempre bien lo que tu querías. Te acercaste y sudabas todavía tenías ganas de fiesta. Mamá dijo que no era el momento ni la situación, suplicó que te acostases, estarías cansado.
    Pero tu realidad era otra, la forzaste, le agarraste las muñecas, la empujaste y la empotraste contra la pared. Yo, a mi manera gritaba, decía: mamá no lo permitas mas, de repente me oyó. Sujetó tus manos te propinó un buen codazo y escapó. Recuerdo como cambió tu cara. Pero tú no lo ibas a consentir. Puñetazos y patadas en la barriga una y otra vez y sucedió. Mamá empezó a sangrar, creo que sufrí alguna rotura mientras ella caía desmayada en medio de un charco de sangre.
    Por ti nunca llegué a nacer. Nunca pude pronunciar la palabra mamá. Maltrataste a mi madre y me asesinaste a mi.Y ahora me dirijo a ti, Esta carta es para ti cabrón: Por ella, por la que debió ser mi madre. Y también por mi, que sólo fui un feto al que negaste el derecho a la vida: "Tu eres un maltratador, y como todos ellos, un hombre débil. Una alimaña, un cabrón” .
      Disculpad amigos, por la dureza de las palabras, pero es la realidad y yo os cuento realidades. Lo siento. Un saludo amigos.
Saude e Terra.

Fdo. Eduardo Rubianes Calvo.-

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